Carta
de Aureliano
Los
privilegios sociales y de honor eran de muy diverso tipo. En España
los nobles estaban libres del cumplimiento de las leyes suntuarias
que imponían austeridad en el vestido, pudiendo usar colores
llamativos y adornos echos con lazos, sedas y joyas. Llevar espadas
era en Francia tan solo los nobles. También lo era, en muchos
países, la exhibición de escudos de armas, que exponían en sus
carruajes y lugares como desfiles y ceremonias publicas, acudían a
desfiles militares de un lugar principal, disponían de enterramiento
propio en lugares señalados dentro de las iglesias. La nobleza no
podían ser sometida a tortura, salvo casos excepcionales, no sufría
prisión por deudas, y , si eran encarcelados su estancia en la
cárcel era peculiar, no podía sufrir penas infamantes como azotes y
en caso de pena de muerte se aplicaba la decapitación, nunca la
horca.
La
mentalidad y formas de vida de la aristocracia, la vocación militar,
aún viva en el siglo XVI, parece apagarse paulatinamente a lo largo
de la Edad Moderna. La nobleza se hace cada vez más cortesana y de
servicios, ocupando altos puestos en la administración o cercanos al
rey y comenzando a alejarse de sus obligaciones militares una vez que
los estados nacionales han ido fraguando sus fronteras.
El
rechazo a la a la práctica del comercio y al ejercicio del trabajo
manual constituían otro de los rasgos más sobresalientes de la
mentalidad aristocrática. La nobleza era un grupo ocioso que no
trabajaba y que perdía su condición aristocrática si practicaba
actividades mecánicas, se dedicaba al pequeño comercio trabajaba
las tierras con sus manos, en el caso de Francia y Castilla. La
legislación inglesa, más permisiva y no tan severa con el comercio,
por lo que existía un mayor número de nobles ingleses dedicados al
gran comercio. La nobleza era un grupo social rentista y
terrateniente que vivía de la producción de los campesinos en sus
señoríos. El tener tierras, no trabajar y dedicar todo el día al
ocio era ser noble y este tipo de mentalidad impregnó en algunos
países al conjunto de la sociedad.
Su
mentalidad orienta al gasto, los excesos en cacerías, banquetes,
fiestas, teatros, ropas, joyas, viajes y regalos. Para proteger los
patrimonios familiares se crearon mayorazgos, por lo que heredaba el
90% de las tierras y los títulos el hijo mayor varón, y se
vincularon las tierras a los apellidos de las familias, pudiéndose
vender. El hijo mayor heredaba casi todo, por los hijos menores, los
“secundones” solían entrar en el clero, en el ejército o
emigrar a las Indias en el caso de España.
A
veces había matrimonios entre nobles empobrecidos y burgueses
ricos, por lo general los aristócratas rehuían las uniones
desiguales y concertaban para sus hijos matrimonios con individuos de
idéntica condición social. La nobleza se ligaba a la pureza de la
sangre, incluso la alta nobleza era de “sangre azul” estando
emparentada con la realeza y siendo “primos” entre ellos.
Se
prefería un hijo varón a una mujer por la continuidad del apellido
y por la dificultad que suponía casar a las mujeres, el matrimonio
era una cuestión de linaje, de linaje, de sangre, de honor y de
negocio, nunca era cuestión de amor y sino había dinero para la
dote de todas las hijas, las “secundonas” ingresaban
inmediatamente en el convento, que requería un dote mucho menor.
Las
mujeres de la nobleza disfrutaban del beneficio de su estamento,
pudiendo asistir a espectáculos religiosos o lúdicos y viviendo con
comodidad, pero eran siempre muy vigiladas, controlando sus salidas y
entradas para evitar el contacto con el otro sexo, al que se debía
someter en todo momento, la única mujer que se casaba realmente
joven en la Edad Moderna, en edad adolescente, era la mujer noble,
entregándola sus padres a un matrimonio desigual, normalmente con un
hombre noble algo o mucho mayor que ella, y orientándola hacia la
maternidad, la castidad y la práctica de las buenas costumbres
sociales. La Edad Moderna es un periodo en el que es usual llevar
armas en la vestimenta, por lo que ante cualquiera situación que se
considerara humillante o malentendido podía resultar espinosa, y, en
este contexto, el honor de la mujer noble es el honor de la familia.
El
modo de vida de la alta nobleza se atenía a un tren lujoso. Vivir
conforme a su estado, lo que se consideraba como una obligación,
implicaba no sólo observar unas pautas de comportamiento moral, sino
también gastar con liberalidad en apariencia exterior ( preocuparse
del dinero era cosa de burgueses y campesinos). Ricos palacios,
trajes lujosos, fastuosas fiestas cortesanas, monterías, mecenazgo
artístico y literario eran, entre otros muchos, elementos que
rodeaban habitualmente la vida de los nobles. La baja y media nobleza
participaban de la mentalidad de la aristocracia y trataban de
imitar, en la medida de sus posibles, sus refinadas pautas de
comportamiento social. Otros grupos sociales como la alta burguesía
imitaba este estilo de vida en algunos aspectos.
Moda del siglo XV
Armas del siglo XVINobles castellanos del siglo XVII
Noble francés del siglo XVII
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